"La atrocidad democrática del Brexit está cristalizando el caso a favor de Escocia en control de sus propios asuntos", afirmó Ian Blackford, jefe del grupo de parlamentarios independentistas con escaño en Westminster.
Escocia votó mayoritariamente (62 contra el 38%) por la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea (UE) en el referéndum de 2016, frente al resultado global del país del 52% favorable al Brexit.
Ambos objetivos chocan con la posición de la primera ministra, Theresa May, que los ha declarado líneas rojas infranqueables en la negociación de la futura relación con la UE.
El SNP es el tercer grupo más representado en Westminster —después de conservadores y laboristas— y, salvo un cambio de circunstancias imprevisto, sus 35 diputados rechazarán el acuerdo del Brexit en la votación que el Ejecutivo ha de facilitar antes de la salida de la UE, en marzo de 2019.
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"Si surge la oportunidad de intentar reafirmar el voto de Escocia de 2016 para permanecer en la UE, aceptaríamos dicha oportunidad", dijo en una entrevista con la BBC.
Independencia del Reino Unido y Brexit han quedado relegados como temas de debate al circuito alternativo del congreso y a menciones explícitas y breves de los principales ponentes.
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Sturgeon intervendrá desde el estrado central el martes 9 de octubre, aunque no se anticipa que desvele su plan soberanista hasta que May cierre las negociaciones con el bloque comunitario de los 27.
Los afiliados del SNP demandan un segundo plebiscito independentista pero el apetito por la escisión del Reino Unido se mantiene en torno o por debajo del 48% registrado en el referéndum de 2014, según datos del sondeo 'What Scotland Thinks' (Qué piensa Escocia).
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