Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2017 murieron alrededor de 1.3 millones de personas, principalmente en países pobres donde el acceso a la atención médica es limitado.
Según esta organización, en países con mayores ingresos hubo menos de 10 casos nuevos por cada 100.000 habitantes, mientras que en naciones más pobres, esta incidencia se encuentra entre 150 y 400 por cada 100.000 habitantes.
Si bien la tuberculosis como epidemia es un problema contemporáneo, se conoce desde hace tiempo y tiene cura. El mundo tiene la capacidad técnica para erradicar la bacteria responsable de la enfermedad.
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Según Paula Fujiwara, directora científica de la Unión Internacional Contra la Tuberculosis y Enfermedades Respiratorias, hoy "tenemos muchas más herramientas de diagnóstico, de nuevos medicamentos, y una vacuna". Sin embargo, uno de los principales retos es terminar con el infradiagnóstico y el infraregistro.
En este contexto, la tuberculosis causa más muertes que la viruela, la malaria, la gripe, el cólera y el SIDA juntos. Este año, las víctimas de la tuberculosis superarán a las del VIH/SIDA.
En el encuentro de jefes de Estado en Naciones Unidas se adoptó una declaración política ambiciosa para invertir 15.000 millones de dólares al año con el fin de terminar con la epidemia en 2030.
"Necesitamos una acción política. Los presidentes y primeros ministros de cada país le tienen que decir al Congreso y a la gente que esto es importante. Tenemos que hacer el mayor esfuerzo para curar esta enfermedad", indicó Fujiwara.
Sin embargo, si las políticas no cambian, esto no se logrará. Sin una acción concreta inmediata, se estima que morirán de tuberculosis 28 millones de personas para ese año.
