Así explica Ermengol Gassiot la manera en que influyó el 1-O en el ámbito sindical, al señalar que durante unas semanas se mantuvo un espacio de movilización, pero lo que vino después, las elecciones en Cataluña del 21 de diciembre, significó una vuelta a la senda de la política institucional.
"Lo que hemos visto es que en todo eso que se ha llamado el procés, no hemos tenido la capacidad nosotros de poner una agenda social encima de la mesa, o agenda sindical, y se han ido consolidando y normalizando esos recortes. Y eso es un perjuicio claro a las condiciones de vida de la clase trabajadora y tendremos que pensar cómo lo revertimos", reflexiona el secretario general de CGT Cataluña.
¿Se ha avanzado algo desde el 1-O políticamente, o de algún modo?
Para Gassiot es complicado poder desentrañar si ha habido algún avance real de algún tipo tras el 1-O en la resolución de la crisis catalana, desde ambos lados. Tras aclarar que como sindicato conocen poco los entresijos de la política institucional, confiesa tener la sensación de que los movimientos que se están dando ahora (entre Gobierno central y la Generalitat de Cataluña) son para recomponer la situación.
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En este sentido, para Gassiot "no deja de ser curioso que la caída del Gobierno de (Mariano) Rajoy fuera sin ningún tipo de defensa. Casi, casi, fueron ellos los que abrieron la puerta y salieron. Y tampoco deja de ser curioso que el actual Gobierno de la Generalitat, más allá de una política de símbolos, en realidad no esté gobernando efectivamente, que esté sirviendo de correa de transmisión de las políticas, que además muchas veces vienen dictadas por la troika que aplica el Gobierno español", observa.
Cuánto hay de realidad en el acercamiento Pedro Sánchez
"Me temo que estamos en la segunda fase, en cómo se vende la composición del Estado hacia el conjunto de la sociedad española, y hacia una parte de la sociedad catalana que creía hasta hace poco estábamos prácticamente en el limbo de la independencia. Y seguramente lo que estamos viendo ahora es un proceso calculado de acercamiento gradual en aras de desactivar ese conflicto político", subraya.
Las claves para una salida a la crisis, desde la perspectiva sindicalista
Lo que dejó el 1-O
Gassiot explica que uno de los elementos que atesora una parte importante de la población en Cataluña es en primer término, la capacidad que tiene su población para movilizarse y generar unas expectativas que la política institucional no abre: "de hecho muchos pensamos que el 1 de octubre se hizo a pesar de las instituciones catalanas".
"Una respuesta fue el día 3 de octubre en una de las huelgas generales más masivas que ha habido jamás en los últimos cuarenta años en Cataluña, y que además no fue en clave 'independencia sí / independencia no', sino en clave de una represión espeluznante para mucha gente. Incluso había gente que llevaba la bandera española. Salimos a la calle para protestar contra un recorte de derechos fundamentales", remarca el sindicalista.
La mirada sindical al 1-O desde el exterior
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Quienes "tenemos más cercanas a las organizaciones sindicalistas europeas, (notamos que) lo que ellos veían era cómo una inmensa parte de la población salía a la calle a defender un derecho, que era ‘el derecho a que me pregunten', (más allá de que) vote sí o vote no. Entonces apreciaban bastante el posicionamiento que se dirigiera en ese sentido, de respetar una opción de capacidad de decidir", concluye Ángel Busqued.