Durante 10 años el Vaticano ha estado negociando con las autoridades chinas un acuerdo que podría otorgar al papa el derecho a participar en el nombramiento de obispos en China.
Las autoridades del Vaticano calificaron este acuerdo como un avance histórico ya que es el primer reconocimiento por parte del Estado chino del poder del papa en las iglesias católicas del país.
A su vez, el Partido Comunista de China ve en este acuerdo un importante paso adelante para liquidar las iglesias clandestinas.
"Ahora que el papa reconoció a todos los obispos y los miembros del clero en la Iglesia oficial católica de China que se aprueban y se controlan por el partido [comunista], la iglesia clandestina no tiene razones para existir", escribe el periodista Ian Johnson en su artículo para The New York Times.
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Hoy en día el cristianismo está expandiéndose a niveles más acelerados entre los especialistas y trabajadores intelectuales que residen en las ciudades más grandes y las regiones más prósperas de China.
Además, millones de católicos resisten al control ejercido por parte del Estado. En algunas regiones poblaciones enteras visitan las iglesias clandestinas mientras que los templos controlados por las autoridades chinas están vacíos y los residentes locales simplemente ignoran a sus curas.
Todavía no está claro cómo funcionará el nuevo sistema dado que las partes no han divulgado los detalles. El periodista considera que es muy probable que se introduzca un sistema de veto informal que permitirá al Vaticano rechazar las candidaturas propuestas por las autoridades chinas a través de la realización de consultas pacíficas.
Además, este acuerdo puede abrir la puerta a la restitución de las relaciones diplomáticas entre ambos países, opina Johnson.
Tras la llegada al poder de Mao Tse Tung en 1949 el catolicismo cayó en desgracia en China. Cuando en 1951 el país asiático rompió sus relaciones diplomáticas con el Vaticano, centenas de clérigos y obispos fueron expulsados de China. Así, el Estado comunista tomó bajo su control la jerarquía eclesiástica y empezó a asignar clérigos que compartían sus enfoques y que no tenían vínculos con el extranjero.
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Desde aquel entonces el catolicismo en China permanecía estancado, lo que condujo a que hoy en día la Iglesia católica es la más exigua de las que están oficialmente permitidas en el país asiático y cuenta con 10 millones de fieles.