Durante la noche, amigos y vecinos habían muerto, junto con el ganado.
Una erupción letal de una gran cantidad de dióxido de carbono del lago Nyos en Camerún mató a unas 1.700 personas aquel día hace 32 años. El dióxido de carbono, aunque presente en la atmósfera de la Tierra, puede ser mortal en grandes cantidades.
El 21 de agosto de 1986, un ruido sordo emanó del lago Nyos que duró entre unos 15 a 20 segundos, seguido de una nube de dióxido de carbono y una ráfaga de aire maloliente. La nube se movió rápidamente hacia el norte, a la aldea de Nyos.
Algunas personas intentaron huir de la nube, pero luego fueron encontradas muertas en los caminos que se alejaban de la aldea. Una mujer y un niño fueron los únicos sobrevivientes de esta aldea.
Una investigación posterior mostró que el nivel del agua en el lago Nyos estaba 1,2 m más bajo del que había sido previamente. Aparentemente, el dióxido de carbono se había estado acumulando a partir de manantiales subterráneos y estaba siendo retenido por el agua en el lago.
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Cuando las 1,6 millones de toneladas de gas finalmente salieron a la superficie, al ser más pesado que el aire, bajó hasta el nivel de la tierra hasta dispersarse. El lago Nyos ahora debe ser monitoreado constantemente por la acumulación de dióxido de carbono.