Temer se reunió en Río de Janeiro con los militares responsables de la operación y aseguró que "los índices de combate a la criminalidad son extraordinarios", en declaraciones recogidas por el diario local O Globo.
Temer restó importancia al hecho de que la intervención haya perdido apoyo entre la opinión pública: al principio un 74% se mostraba favorable, pero una encuesta divulgada la semana pasada por el instituto de opinión Datafolha mostró que el apoyo cayó al 66%.
"Cuando se supera el margen del 50% ya es extremadamente favorable", aseguró el presidente.
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En comparación con julio del año pasado, por ejemplo, las muertes provocadas por policías aumentaron un 105%, y un 9% los homicidios dolosos.
Sin embargo, cayeron un 19% los robos de mercancías a camiones, los robos de vehículos (29%) y los latrocinios (robo seguido de muerte), un 61% menos, según datos del Instituto de Seguridad Pública de Río de Janeiro (un órgano oficial de estado homónimo).
La intervención militar en el estado de Río de Janeiro se decretó en febrero argumentando que la región vivía una ola de inseguridad incontrolada, y tiene vigencia hasta el 31 de diciembre de este año.