Expresiones de racismo, xenofobia y agresiones físicas o mediante las redes sociales hacia los migrantes recorrieron los noticieros latinoamericanos en las últimas semanas. Pero esta vez no tenían como destino a los africanos en Europa, a los mexicanos en Estados Unidos o los centroamericanos en México, sino a los venezolanos en Suramérica.
"Estos focos de xenofobia fuerte nos llaman la atención y nos preocupa el hecho de que líderes políticos están conduciendo esto para ver si sacan alguna prebenda política", dijo a Sputnik Diego Cabrita, radicado desde 2016 en Montevideo, Uruguay.
En este sentido contó también que crearon una bolsa de trabajo que permitió hasta el momento vincular laboralmente "a más de 2.000 personas en un primer empleo, que es bien importante para superar la vulnerabilidad cuando uno recién llega".
Algo parecido pasa en Ecuador, a cuya capital, Quito, llegó hace dos años el médico gastroenterólogo José Guzmán. Los afincados en ese país se están movilizando para apoyar a sus compatriotas y evitar que la migración se convierta en algo más traumático aún.
"En el norte de Quito muchos venezolanos sin pertenecer a ninguna organización se acercan para llevar ropas y comidas", destacó Guzmán, quien agregó que más recientemente están brindando orientación sobre los requisitos y las mejores formas de ingreso a Ecuador.
Más allá de estas cuestiones, Guzmán no advierte en la población un rechazo generalizado a la presencia de venezolanos en su país.
Para Cabrita la situación en Uruguay los ha favorecido ya que el país en su conjunto "ha aceptado muy bien la migración venezolana. Hay oportunidades públicas y privadas para que demostremos que tenemos talento y que le podemos aportar mucho al país".
En este sentido lamentó las agresiones y ofensas a sus compatriotas, al tiempo que recordó el rol que jugó Venezuela a mediados del siglo pasado en la acogida de migrantes.
"Llamamos a la tolerancia, el derecho humano a migrar es innato (…). En el caso de los venezolanos, en los años 50 fuimos de puertas abiertas y recibimos la migración de cualquier parte del mundo y nos fue bárbaro, super bien. Éramos cinco millones y llegamos a ser 33 millones. Aprendimos muchísimo de la migración y nos entremezclados con ellos".