Los escombros de P-40 Kittyhawk permanecieron durante decenios en la ciénaga de Yastrebets. En la cabina del avión los buscadores hallaron restos de un piloto soviético.
El caza quedó sumergido a una profundidad de unos 4,5 metros, pero los miembros de la expedición lograron sacar los restos del aviador y las partes marcadas del avión.
Los investigadores incluso pudieron determinar la identidad del piloto que desapareció el 5 de marzo del 1943. Los buscadores se pusieron en contacto con la hermanastra del piloto fallecido.