Uno puede pensar que se dedica únicamente a la fabricación de armas. De hecho, produce más del 90% de las armas de tiro de Rusia, entre ellas el famoso fusil de asalto AK-47. Pero esto ya es pasado, en el sentido de que su actividad es cada vez más amplia.
Kaláshnikov estrenó allí un prototipo de coche eléctrico, dejando claro que se plantea competir con los líderes mundiales en este campo, por ejemplo, con la empresa norteamericana Tesla de Elon Musk. Exhibió, asimismo, una motocicleta eléctrica y hasta un robot antropomorfo.
"Kaláshnikov tiene como objetivo estratégico que en el año 2025 el 50% de sus ingresos no dependan de la venta de armas, sino que dependan de toda una serie de productos de uso civil", indicó en conversación con Radio Sputnik Pedro Mouriño, experto español en comercio internacional, quien fue invitado por el consorcio ruso a la presente edición de Army-2018.
A su vez, el experto ruso Ruslán Pújov, director del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías, dijo a nuestra emisora que el caso de Kaláshnikov es una tendencia general en las empresas rusas del sector armamentístico.
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"Como se sabe, el comandante supremo de las Fuerzas Armadas de Rusia, Vladímir Putin, ordenó a las empresas del complejo militar industrial desarrollar el uso civil de sus tecnologías avanzadas", señaló.
Según constató Pedro Mouriño, esta directriz se está poniendo en práctica por "muchas empresas" rusas que "intentan que sus ingresos no dependan única y exclusivamente de la venta de material bélico, sino que tengan un portfolio de productos y servicios basados en desarrollos tecnológicos de la industria bélica que tengan unas aplicaciones en el campo civil".
