Confianza, traición y asesinato: el último día de León Trotski
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© Sputnik / Eliana Gilet
Sputnik te presenta la casa donde fue asesinado el líder de la Revolución Rusa en Ciudad de México al cumplirse 80 años de su muerte.
Era un mediodía tranquilo en la casa de la calle Viena en Coyoacán, en las afueras de Ciudad de México, cuando el asesino del fundador del Ejército Rojo entró en su estudio y lo atacó vilmente por la espalda.

No necesitó artimañas para entrar en la casa porque el atacante se había ganado la confianza de los dueños desde hacía meses.

El nieto de Trotski, Esteban Volkov, de 13 años, vio a su abuelo herido junto a la mesa del comedor desde la puerta que daba al patio central de la casa. Acababa de llegar del colegio.

CC BY-SA-2.0 / Nacho Facello / Casa de Trotsky















Trotski fue intervenido de urgencia en la Cruz Verde mexicana, dónde murió al día siguiente, el 21 de agosto de 1940. Sus cenizas reposan en el jardín de su casa en Coyoacán.

© AP Photo / Enrique Diaz
El revolucionario ruso, dicen sus cercanos, sabía que el peligro acechaba su vida y que su exilio en México lo dejaba en una posición vulnerable.

Había llegado al país en 1937 por el puerto de Tampico gracias al asilo que le concedió el presidente Lázaro Cárdenas. Su primer refugio fue la Casa Azul, de los artistas Frida Kahlo y Diego Rivera, que le dieron acogida.

Sin embargo, la amistad entre Trotski y Rivera terminó bruscamente sin que se supiera por qué, aunque para muchos se debió a la relación clandestina que el líder ruso habría entablado con la propia Kahlo.

CC BY 2.0 / Eric Titcombe / Diego Rivera, Frida Kahlo y León Trotsky en compañía de amigos
No obstante, Gabriela Pérez Noriega, responsable del Instituto del Derecho de Asilo Casa Museo León Trotski, cree más bien que el distanciamiento fue producto de diferencias intelectuales entre el artista y el político ruso.
Mapa del exilio del revolucionario exhibido en el museo Casa de León Trotsky.

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Comparación de fotografías de la fachada actual de Museo Casa de León Trotsky, con su imagen en la década de 1940. La fotografía de la derecha fue tomada del libro TROTSKY, de David King y Pierre Broué.

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Tras la ruptura entre ambos, los Trotski se trasladaron a la casa de la calle Viena. La mudanza coincidió con la llegada a México de Esteban Volkov, el nieto del padre del Ejército Rojo.
El entorno de Trotski en esta nueva casa estaba formado por voluntarios provenientes de distintas partes del mundo, sobre todo en lo que respecta a su seguridad, de la que se ocupaban unos obreros norteamericanos. Pérez Noriega señaló a Sputnik que este fue uno de los puntos débiles que favoreció que el político ruso sufriera dos atentados en menos de tres meses.
Primer atentado fallido
En la madrugada del 24 de mayo de 1940, una veintena de personas entre las que se encontraba el pintor y muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, logró que dos mujeres distrajeran a los encargados de proteger la puerta de la vivienda de Trotski y entraron a tiros en la casa.
El primer cuarto con el que se toparon los atacantes fue el de Sieva —apodo del pequeño Esteban—, que resultó herido en el pie y salió corriendo al patio.

En la pared del cuarto contiguo, donde dormían Trotski y su esposa, Natalia Sedova, aún pueden verse las marcas dejadas por las balas, una de ellas sobre la cama.

Durante el tiroteo, Natalia empujó a su marido al suelo y lo cubrió con su cuerpo. Su rápida acción permitió que ambos salieran ilesos.


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Tras aquel atentado, nada volvió a ser lo mismo en la casa de la calle Viena.
Trotski suspendió los paseos que solía dar por los campos que entonces rodeaban aquella zona semipoblada del sur de Ciudad de México, donde el río Churubusco corría por donde ahora pasa la avenida que heredó su nombre.

El portón de madera que daba ingreso a la vivienda fue sustituido por uno de acero; las amplias entradas de la casa principal fueron reducidas y blindadas.


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La rutina del líder de la Revolución se circunscribió entonces a su jardín, donde se ocupaba de sus gallinas y conejos.

León Trotski cuida sus conejos en su última casa en México.

Fotografía tomada del libro TROTSKY, de David King y Pierre Broué por Eliana Gilet
Sobre las causas de su muerte, la hipótesis más aceptada en este lado del mundo donde Trotski vivió sus últimos días es que el encargo realizado por la editorial estadounidense Harper&Brothers para que escribiera una biografía de Iósif Stalin fue deciviso para acelerar su muerte.



"Trotski preparaba una biografía de Lenin, pero su situación económica lo llevó a aceptar la oferta de la editorial para hacer la de Stalin", señala Pérez Noriega.

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"Él siempre supo quién estuvo detrás del ataque. Desde este primer atentado lo supo. Era nada más cuestión de saber por dónde vendría el siguiente. Cada día, al despertar, decía: 'Nos han regalado un día más de vida'".
El atentado fatal
© AP Photo / Ramon Mercader en 1954
El futuro verdugo de León Trotski, Ramón Mercader, se presentó ante el revolucionario ruso como Jacques Mornard.

Llegó a Coyoacán por medio de Sylvia Ageloff, una trotskista que colaboraba con el revolucionario ruso de manera ocasional y que no conocía la verdadera identidad del asesino.

La reacción de la mujer cuando supo qué había hecho Mornard fue autolesionarse y rasgarse las vestiduras.

En la vida real, Mercader era catalán, hijo de Caridad del Río Hernández. Su madre fue decisiva para que militara en el Partido Comunista durante la Guerra Civil española y luego viajó a Moscú, donde recibió una formación especial. Allí cambió su nombre por el de Mornard, de nacionalidad belga.

"Mercader se ganó la simpatía meses antes, después del primer atentado. La familia Rosmer, amiga de los Trotski, había llegado de visita a México. Para regresar a París, debían viajar al puerto de Veracruz y Mercader se ofreció a llevarlos, Natalia también los acompañó en ese viaje".
Mercader/Mornard afirmaba ser militante trotskista y siguió manteniendo esa versión incluso después de ser detenido.

"Era servicial, amable y trataba de tener un detalle con cada uno de ellos, entonces se ganó la confianza de todos", explica la directora actual del museo.
Con el pretexto de pedirle a Trotski revisar un texto escrito por él, Mercader llegó a la casa de la calle Viena y entró por la cocina al estudio donde Trotski estaba inclinado de espaldas sobre el escritorio. Los que presenciaron el ataque recuerdan especialmente el tremendo alarido que dio uno de los artífices de la Revolución de Octubre.

Pasillo del Museo Casa León Trotski, por dónde entró Ramón Mercader para asesinar al revolucionario.
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"El 20 de agosto era un día normal, habían desayunado y Esteban acudía a sus clases. Trotski está en su estudio y Natalia en el jardín. Entre las 12:30 y las 13:30 horas, se escucha un grito impresionante: el de Trotski, cuando por la espalda, de manera traidora y premeditada, Mercader lo golpea con el piolet. Trotski se levanta, alcanza a girarse y se defiende", explicó a Sputnik Pérez Noriega.

Reconstrucción del asesinato de León Trotski con un piolet. Ramón Mercader está al lado derecho de la víctima.

© AP Photo / Reconstrucción del asesinato de Trotsky
Ramón Mercader detenido tras el asesinato de León Trotski
CC BY-SA 4.0 / Grahame Miller Ware
A pesar de haber recibido un fuerte golpe en el cráneo con el piolet que Mercader llevaba escondido entre sus ropas y que logró disimular ante la guardia que custodiaba la casa, Trotski forcejeó con su atacante.
La imagen del estudio revuelto tras este altercado es reveladora de lo sucedido: entre el desorden, un gran charco de sangre ocupa el lugar donde antes se sentaba el líder rojo a trabajar.
Oficina de León Trotski tras el atentado que ocasionó su muerte.
Foto tomada del libro TROTSKY, de David King y Pierre Broué por Eliana Gilet


Tras el asesinato, Mercader cumplió 27 años de condena en México. Al salir en libertad volvió a la Unión Soviética para luego establecerse en Cuba, donde murió en 1978 tras enfermar de cáncer.

Ramón Mercader, el asesino de León Trotski, en su celda en la cárcel Palacio de Lecumberri.
Foto tomada del libro TROTSKY, de David King y Pierre Broué por Eliana Gilet
"Llega corriendo su guardia y Natalia, y detienen a Mercader. Ella abraza a Trotski y lo logran llevar al comedor. Trotski da la indicación de que no maten a Mercader, que debe hablar y decir quién lo mandó asesinar", explica. Y pide también que alejen a su nieto del lugar para que no vea en qué estado se encuentra.



CC BY 2.0 / Eric Titcombe / Trotsky's House
"Ni Trotski, ni México merecían lo que pasó. Este siempre ha sido un país abierto para quien lo necesite, por eso su muerte se vivió con mucha indignación y dolor", explicó Pérez.
Pérez reveló a Sputnik que, en su lecho de muerte, Trotski escribió unos últimos textos en ruso, que próximamente serán expuestos al público por primera vez en el museo.

La familia entró en una etapa complicada tras el asesinato, aunque durante un tiempo permanecieron viviendo en la calle Viena. Natalia murió en París en 1962, pero sus cenizas fueron trasladadas al jardín de la vivienda, para descansar al lado de las de su esposo. Esteban también se quedó viviendo en la vivienda que antes ocupaban los guardaespaldas de su abuelo, donde más tarde residió con su propia familia.
Amalia Solórzano, la esposa del entonces presidente mexicano Lázaro Cárdenas, colaboró para que la propiedad pasara a manos de Natalia aunque cuando ella murió la casa volvió a las manos de las autoridades de Ciudad de México.
CC BY-SA 2.0 / Carlos Manuel Citalán Marroquín / Casa Museo León Trotsky
En cuanto a Esteban Volkov, fue designado por el presidente José López Portillo como guardia legal de la misma.
© Sputnik / Foto del Museo Casa León Trotsky
"Natalia y Amalia Solórzano ya deciden que la casa se convierta en un museo. Sin embargo, eso se logra tras muchos años, a principios de la década de 1990 —50 años después de la muerte de Trotski—, cuando la casa se abre al público con la instalación del Instituto del Derecho al Asilo", explica Gabriela Pérez.

CC BY 2.0 / Eric Titcombe / Trotsky's House
Foto del Museo Casa León Trotsky
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El propósito del museo no es hacer proselitismo, sino preservar la verdad histórica en torno a la vida, muerte y obra de una de las figuras del siglo XX: León Trotski.
Gabriela Pérez Noriega, responsable del Instituto del Derecho de Asilo Casa Museo León Trotski
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Fotos: Sputnik, Associated Press, Eric Titcombe, Carlos Manuel Citalán Marroquín, Museo Casa León Trotsky
Texto: Sputnik / Eliana Gilet
Diseño: Sputnik
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