"Por medio de la filtración de especulaciones evidentes y a la vez, la creación de una atmósfera de secretismo en torno a las investigaciones, Londres busca ocultar la verdad y evitar que esta se devele", señaló.
"Pero por lo visto tal es la esencia de las filtraciones, es una especie de campaña para ocultar la verdad y la realidad de lo acontecido", expresó.
La portavoz indicó que en este contexto, la policía encargada de las investigaciones no responde a las solicitudes y se niega a desmentir o confirmar los múltiples rumores.
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La representante de la Cancillería añadió que las autoridades británicas presionan políticamente a la policía.
"Es evidente que la policía lleva a cabo la investigación bajo una fuerte presión política, no hay dudas al respecto, y esto se demuestra con la solicitud insistente, expresada a la parte rusa, de que no se dirija más a la policía", argumentó.
A inicios de marzo pasado, Serguéi Skripal, exoficial de inteligencia militar rusa, reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y su hija Yulia, fueron atacados con un agente de acción neuroparalizante en Salisbury.
Desde el primer momento, el Gobierno británico acusó a Rusia de estar detrás del ataque, aunque Scotland Yard todavía continúa la investigación.
Moscú rechaza rotundamente las acusaciones al calificarlas de infundadas.
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Según la Cancillería rusa, se enviaron decenas de notas al ente homólogo británico con solicitudes de acceso a la investigación y propuestas de colaborar en las pesquisas, sin embargo, todas fueron ignoradas.
El 8 de julio, Scotland Yard comunicó que Sturgess pereció, por lo que los detectives británicos empezaron una investigación por asesinato.
El cuerpo de Sturgess fue incinerado el 30 de julio.
Mientras, Rowley mejoró y recibió alta médica.
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Las autoridades británicas relacionan la sustancia con la que fueron intoxicados los nacionales británicos con el agente empleado en el ataque contra Skripal y su hija Yulia.