Los investigadores de la Universidad de Cambridge y la Universidad de Florida consiguieron cuantificar la severidad de una sequía que tuvo lugar aproximadamente hace 1.000 años.
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Para ello, los científicos midieron distintos isótopos que estaban atrapados en el yeso encontrado sobre el fondo del lago Chichancanab, en la península mexicana de Yucatán. En ese preciso lugar estaba asentada entonces la civilización maya.
Previamente no estaba claro si se trató de una invasión, una guerra, degradación ambiental o el colapso de las rutas comerciales lo que puso fin a esa civilización. No obstante, en la década de los 90 los investigadores lograron unir los historiales climáticos y vieron que el colapso de los mayas coincidió con un largo período de sequías extremas.
"El papel del cambio climático en la caída de la civilización maya clásica es algo controvertido, en parte porque todos los historiales son cualitativos. Por ejemplo, había más lluvias o menos", explica Nick Evans, uno de los autores del estudio.
Al dar unas estimaciones estadísticamente firmes de las precipitaciones y niveles de humedad, el estudio supone un importante avance en el descubrimiento del misterio de la civilización maya, señala Evans.
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