Apenas terminó la reunión de los dos líderes, los medios de comunicación globalizados repitieron al unísono las palabras del senador republicano John McCain, quien calificó el comportamiento de Trump como "una de las más vergonzosas actuaciones de un presidente norteamericano en la historia". Inclusive uno de los más fieles partidarios de Donald Trump, Joe Walsh, consideró los intentos del presidente de mejorar relaciones con Rusia durante la reunión en Helsinki como una "actitud antinorteamericana".
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Además, la mayoría de los líderes de ambos partidos se disgustaron con la declaración de Donald Trump de que "nuestras relaciones con Rusia nunca han sido peores debido a muchos años de tonterías, estupidez y ahora gracias a la 'Cacería Armada de Brujas'".
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Precisamente este destino le esperaba a Rusia después de la desintegración de la URSS y la llegada al poder en la Federación de Rusia de Borís Yeltsin. Durante su mandato, que se produjo entre 1991 a 1999, estuvo acompañado por cerca de 2.000 asesores estadounidenses. Los estrategas de Washington se relajaron al sentirse seguros de su dominio del nuevo Estado ruso, dictando inclusive pautas para la nueva Constitución del país.
Sin embargo, el proyecto del protectorado no logró realizarse debido a la renuncia programada por las fuerzas nacionalistas rusas de Boris Yeltsin y la puesta en el poder de Vladímir Putin en 1999. Así los norteamericanos perdieron a quien George H. W. Bush llamaba "el último caballo para montar" en Rusia, es decir, Borís Yeltsin.
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Putin hizo cambiar poco a poco la política exterior rusa hasta que, 19 años después, el 24 de julio pasado, su secretario de prensa, Dmitri Peskov, ya pudo declarar que el presidente ruso no permitirá que alguien cruce "las líneas rojas" de los intereses nacionales del país. La Rusia sumisa de Boris Yeltsin dejó de existir y fue reemplazada por un nuevo país orgulloso, soberano, pacífico sin ambiciones expansionistas y al mismo tiempo fuertemente armado para que nadie se atreva a agredirlo.
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Trump aseveró en Helsinki, con respecto a la necesidad de mejorar las relaciones con Rusia, que es "mejor tomar el riesgo político en los intereses del mundo que poner el mundo en riesgo por intereses políticos". Esta declaración provocó una histeria que superó todos los límites de lo tolerante y lo aceptable respecto al presidente norteamericano.
Nadie en Estados Unidos se tomó el tiempo de pensar sobre la posibilidad de que existieran intereses comunes entre EEUU y Rusia que ambos mandatarios lograron a discernir. Sucede que ambos presidentes coinciden en rechazar al actual neoliberalismo que impone limitaciones externas sobre la soberanía de países que no están de acuerdo con los valores liberales. De allí viene la necesidad de la "guerra perpetua" porque los países que no aceptan los valores liberales, según el filósofo alemán Carl Schmitt (1888-1985), se convierten para los liberales de contrincantes en "enemigos absolutos" que deben ser destruidos o transformados.
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Precisamente para imponer los valores liberales, Norteamérica mantiene actualmente, según el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Joseph Dunford, 300.000 militares en 177 países de los 193 miembros de las Naciones Unidas. Faltan 16 naciones más para dominar el mundo completamente. Trump, por el momento, se autoproclama partidario del orden internacional, del pluralismo normativo y del no intervencionismo, dando preferencia a la negociación, a pesar de su frecuente retórica belicista orientada para el consumo interno estadounidense.
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Ya en 2017, en la entrevista al periódico Le Figaro, Putin explicó cómo funciona el sistema norteamericano diciendo que "los presidentes norteamericanos vienen y se van pero la política del país no cambia porque la burocracia posee un poder fuerte. Un hombre es elegido y viene con sus propias ideas, pero un día se le acercan personas bien vestidas con trajes negros portando maletines que le explican al presidente que es lo que tiene que hacer. Y a partir de aquel encuentro todo cambia abruptamente. Así pasa con cada administración". Donald Trump no constituye una excepción y el quehacer político norteamericano lo demuestra diariamente.
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Debido a esta situación, el Banco Central de Rusia ya se deshizo del 85% de los Bonos del Tesoro estadounidense manteniendo por el momento solo 14.900 millones de dólares en bonos. Por mucha simpatía que pueden sentir los presidentes mutuamente, los intereses políticos siempre prevalecen. La reciente congelación de los Bonos del Tesoro por un valor de 22.000 millones de dólares que adquirió Kazajistán y que representan el 17% del PBI del país ha sido una señal para Rusia cuyos dirigentes entendieron inmediatamente.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK