En un comunicado, Lieberman señaló que el paso se abrirá solo de forma parcial porque el movimiento palestino islamista Hamás, que controla Gaza, "no ha puesto un final completo al terrorismo, pero está intentando mantener un bajo nivel de lanzamiento de globos incendiarios y de fricción en la valla de la frontera" entre Gaza e Israel.
El 23 de julio entraron en Gaza por Kerem Shalom 118 camiones, el número más bajo desde después de la ofensiva israelí del verano de 2014 en la Franja.
Israel cerró el paso a las mercancías y permitió solo la entrada de ayuda humanitaria.
"Mi mensaje a los residentes de Gaza es, por lo tanto, responsabilidad. La clave en parte es la presión que vosotros, los residentes de Gaza, hagáis a los líderes de Hamás", dijo Lieberman.
Si se mantiene la calma, "devolveremos la vida a la normalidad", prometió el ministro de defensa israelí.
"La clave está en la calma, calma sin globos incendiarios, sin fricción a lo largo de la frontera, y sin cohetes", añadió.
De hecho, en algunos lugares del pequeño territorio palestino no tienen más de cuatro horas al día de electricidad desde hace tiempo.
El suministro de electricidad en Gaza ahora depende de seis líneas eléctricas de Israel y una de Egipto. Una línea israelí ha estado fuera de servicio durante una semana, así como de la energía suministrada por los egipcios.
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"Estamos tratando de suministrar un nivel mínimo de cuatro horas diarias de electricidad a los residentes de Gaza", explicó Mohammed Tabet, portavoz de la empresa eléctrica de Gaza.