"El acuerdo provocó una profunda división en la sociedad tanto en Grecia como en la República de Macedonia, es evidente que está lejos de los intereses de fomentar la paz y la seguridad en los Balcanes y sirve exclusivamente de una herramienta para acelerar el proceso de adhesión de la República de Macedonia a la OTAN", dijo la portavoz.
Asimismo Zajárova calificó de infundadas las declaraciones del primer ministro macedonio, Zoran Zaev, de que unos empresarios prorrusos financian las protestas antigubernamentales por la nueva denominación del país.
Descartó también los rumores mediáticos de que antes de la expulsión de los diplomáticos rusos de Grecia (por supuestas acciones ilegales contra la seguridad nacional), el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, amenazara a su colega griego con bloquear el acuerdo sobre el nuevo nombre de Macedonia en el Consejo de Seguridad de la ONU.
"Es una tontería absurda", comentó la portavoz diciendo que Rusia incluso en situaciones difíciles es consciente de que se trata del futuro de los países y sus ciudadanos, que no deben ser rehenes de los juegos políticos sucios.
Respecto a la expulsión de los diplomáticos rusos, Zajárova subrayó que ese acto tendrá consecuencias y, por supuesto, empeora las relaciones bilaterales.
Además, Zajárova declaró que Moscú considera infundadas las acusaciones de que Rusia esté detrás de los protestas en Macedonia.
Estas declaraciones son "acusaciones infundadas contra Moscú" que tienen como objetivo "alentar la histeria antirrusa", dijo Zajárova en una rueda de prensa.
La diplomática rusa destacó que Macedonia no presentó "ninguna prueba que pudiera confirmar estas palabras" y puso en duda que Skopie "lo haga en el futuro".
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El 17 de junio, los ministros de Exteriores de Grecia y Macedonia, Nikos Kotzias y Nikola Dimitrov, reunidos en la aldea de Psarades, en la costa griega del lago fronterizo de Prespa, suscribieron en presencia de los respectivos jefes de Gobierno, Alexis Tsipras y Zoran Zaev, un acuerdo histórico que busca poner fin a la disputa sobre el nombre de la antigua república yugoslava, que pasaría a llamarse República de Macedonia del Norte.
El propio Ivanov se niega a firmar el acuerdo alegando que perjudica la identidad nacional macedonia y los intereses de la República de Macedonia.
El fin de la disputa con Grecia, que se remonta a 1991, allana para la antigua república yugoslava el camino hacia la OTAN y la Unión Europea.
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Atenas venía exigiendo otro nombre para la nación vecina, alegando que se presta a confusión con la región griega de Macedonia, lo que podría dar origen a reclamaciones territoriales.