Yang llegó a la Argentina hace 20 años, es propietario de un supermercado ubicado en el barrio porteño de Palermo. Lo atienden él mismo, su padre y su mujer, aunque no es raro ver también a sus hijos adolescentes detrás de la caja entre las cuatro y las seis de la tarde. Como muchas de las familias chinas radicadas en este país austral, ellos viven en un departamento que se encuentra detrás del comercio, que está abierto los 365 días del año.
"Se calcula que hay alrededor de 12.000 supermercados chinos en Argentina, casi todos en Buenos Aires. Hasta hace tres años se limitaban a la capital, con un acuerdo tácito de que no hubieran más de uno en un radio de tres cuadras. Pero la saturación hizo que los recién llegados empezaran a extenderse hacia el conurbano y algunas de las grandes localidades del resto del país con más de 80.000 habitantes", dijo a Sputnik Ernesto Fernández Taboada, director ejecutivo de la Cámara Argentino China de la Producción, la Industria y el Comercio.
La gran oleada de inmigración comenzó en la década del 90 y más del 80% proviene de la provincia de Fujián, en la región del sudeste, frente a la isla de Taiwán. Aunque no existen cálculos actualizados y certeros, se estima que viven en el país alrededor de 200.000 personas de origen chino, incluyendo a los jóvenes que nacieron acá.
Pablo se trajo a sus hijos recién hace dos años al país y dice no tener planes de regresar. "Me gusta vivir acá, es más tranquilo que en Fujián; allá hay mucha competencia, son muchos trabajadores queriendo hacer lo mismo en el mismo lugar", explicó. Ahora la familia de cuatro vive en la zona porteña de Belgrano, cerca de la escuela donde estudian los niños y de la tienda donde trabaja actualmente, uno de los pocos comercios del Barrio Chino que todavía parece orientado al público oriental y no al turista.
Hoy la comunidad china no tiene un núcleo comunitario en sí y el Barrio Chino es principalmente una atracción turística donde conviven placenteramente los establecimientos de la comunidad taiwanesa, los restaurantes japoneses y los supermercados, bazares y locales de gastronomía china.
La Argentina es un país formado por las inmigraciones provenientes de las diásporas del mundo, con una política de apertura a los extranjeros que quieren instalarse legalmente. Según las cifras registradas por la oficina de Migraciones para 2017, China se ubicó en el primer lugar entre los países no pertenecientes a la región latinoamericana en número de radicaciones, décima a nivel general, aunque en 2010 llegó a estar cuarta, en el pico de ingresos.
"La comunidad china es muy solidaria entre sus miembros, muy modestos en sus costumbres y muy austeros en sus gastos", dijo el director ejecutivo de la Cámara de Comercio Argentino China.
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"El éxito del modelo de negocios radica en dos cuestiones: los dueños de los supermercados empezaron a crear 'cadenas' que les permiten negociar mejores precios con los proveedores. Pero principalmente, su diferencial es que, debido a su cultura, no exigen financiamiento y pagan 'cash' al momento de la entrega de la mercadería", agregó.
Yang, dueño de uno de estos supermercados, es también oriundo de Fujián y sus dos hijos son primera generación de nacidos lejos del país de sus padres. A diferencia de ellos, no cargan con la barrera idiomática y cultural que hace que todavía no sea del todo fluida la integración de esta comunidad con la local.
"Somos gente muy trabajadora y tranquila. Nuestra familia es lo más importante y nos cuidamos entre nosotros", dijo, como queriendo explicar el por qué de esa distancia. Pero luego, como mostrando que existe un cambio, aclaró: "Mi hijo mayor quiere estudiar en la universidad y ser abogado, y el menor es fanático del fútbol y de Messi".