Favreto consideró que había nuevos elementos, tal como lo indicó Del Río, y resolvió liberar al exlíder sindical ya que sus "derechos políticos no están suspendidos, por lo que debe poder manifestarse durante la campaña electoral".
Agregó en su escrito que "de lo contrario hay una flagrante ruptura de la igualdad" con los demás contendientes. El político encabeza todas las encuestas de cara a unas elecciones que deberían realizarse en octubre (la fecha no está confirmada) a pesar de la condena a 12 años de prisión que cumple desde abril en la causa Lava Jato por orden del juez Sergio Moro.
Para Del Río está claro que estas idas y vueltas, al igual que la propia condena al exmandatario se trata de "decisiones políticas". Las mismas que harán que "Lula siga preso hasta que deje de representar un problema", y eso podría ser recién después de las elecciones, inicialmente previstas para octubre de este año. Sin embargo hasta el momento no ha sido fijada la fecha.
"Lo que sucedió es que funciona la Justicia simplemente para continuar el proceso del golpe y no para la procura de la verdad ni nada por el estilo", opina del Río, al vincular el juicio político de agosto de 2016.
En esta lógica, el primer paso del calificado 'golpe parlamentario' fue sacar del poder a Dilma Rousseff y posteriormente encarcelar a Lula para evitar que se presente a los comicios. El objetivo, revertir el modelo de redistribución de la riqueza que Lula impuso en su país y exportó al resto del continente durante la oleada progresista (2000-2015).
Consultado sobre las posibilidades reales de que finalmente Lula salga en libertad, Del Rio fue pesimista al decir que seguramente siga preso "hasta tanto no represente un problema".
