"Desde que le di la noticia de que habíamos obtenido esa orden [de su puesta en libertad], se mostró muy escéptico, no creía que pudiera cumplirse, no le afectó a la moral porque ni siquiera él lo veía posible", expresó este parlamentario en rueda de prensa en Curitiba (sur), según recoge el diario Folha de Sao Paulo.
Lula está preso en la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba desde el pasado 7 de abril, cumpliendo de forma provisional una condena de 12 años y un mes de cárcel por presuntos delitos de corrupción y blanqueo de dinero.
Poco después, el también juez Joao Pedro Gebran Neto (encargado del caso de Lula en ese tribunal y autor de la condena) le desautorizó y bloqueó la decisión, pero acto seguido Favreto insistió y dio a la Policía Federal un plazo de una hora para soltar al expresidente.
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Ante la guerra judicial los partidarios de Lula consideran que el expresidente ahora es víctima de un "secuestro político" pactado entre el TRF-4, el juez de primera instancia Sérgio Moro (que condenó a Lula en un principio) y la Policía Federal.
Mientras el futuro de Lula se decide en instancias judiciales algunos cientos de brasileños se concentran en las principales ciudades del país para exigir su puesta en libertad o bien su permanencia en prisión.
Lula es el candidato del PT para las elecciones generales que Brasil celebrará en octubre y el favorito en todas las encuestas.
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Es poco probable que pueda presentarse, dado que la legislación brasileña prohíbe candidaturas de condenados en segunda instancia, pero su partido y sus abogados aseguran que recurrirán hasta el final.