Era 1999 y Nemov estaba invitado a una reunión diplomática, cuando se acercó una mujer a preguntarle si hablaba inglés. "Le contesté que mi inglés era malo, pero ella dijo que su ruso era peor y así nos conocimos y empezamos a salir, hasta que un día me armé de valor y le propuse matrimonio", contó a Sputnik.
"Cuando terminó el tiempo de vida aquí, a mi esposa le propusieron ir a Ucrania, donde vivimos cuatro años. Allá hice muchas películas y series para Rusia, y luego fuimos cuatro años a los Emiratos Árabes, donde daba clases. Hace tres años volvimos a Argentina", indicó.
Nemov cuenta que de su generación hacen parte artistas que "son la élite del teatro y el cine ruso", como Yuri Stoyanov, Tatiana Dogileva, Víctor Sujorúkov e Iván Shabaltas. Entre ellos, hay cinco Artistas del Pueblo y nueve Artistas Eméritos, incluido Nemov, los reconocimientos más altos de Rusia.
En una entrevista con el diario argentino La Nación, Nemov se definió como "el marido de mi mujer" y lo explica: "Vine no como emigrante, vine por amor y no tengo un trabajo permanente, me dedico a las tareas domésticas, tenemos dos hijos, colegio, fútbol".
En su casa hablan en ruso y español, y sus dos hijos estudian en un colegio bilingüe en inglés, a veces él habla en español y su esposa le contesta en ruso. En Vicente López, donde viven, hay una colectividad de rusos que vinieron antes y después de la Segunda Guerra Mundial y en los años posteriores a la desaparición de la Unión Soviética en 1991.
Anatoli no deja de extrañar, en especial a los amigos. "Intento que mi vida sea activa, pero me hacen mucha falta, porque los amigos se hacen durante años y años, no es posible hacer amigos rápido, más cuando uno ya tiene determinada edad", dijo.
"Nos hablamos por Skype y Whatsapp, pero quisiera estar personalmente, poner unas copitas de vodka, hielo, y tranquilamente charlar y relacionarme con ellos", agregó nostálgico. "De Argentina me gusta todo, el país, la gente, el sol, el Río de la Plata, pero quiero ir a mi casa. Hace tanto tiempo que viajo por el mundo, conozco casi todos los aeropuertos, pero apenas llegas a Sheremetievo, a Domodiedovo [los aeropuertos de Moscú], puede hacer el peor clima, pero sales del aeropuerto, prendes un cigarrillo, y dices: estoy en casa".