"La distancia que debemos recorrer en tres aviones anfibios alcanza 11.000 millas náuticas", dijo Alafínov quien preside el consejo de directores de la empresa rusa AeroVolga, creada en 2002 y especializada en la fabricación de aviones anfibios.
Seguidamente la expedición volverá hacia el sur y hará una escala en un aeródromo en la Bahía de la Providencia, en el mar de Behring.
"Allí recibiremos mantenimiento técnico y luego nos dirigiremos al aeropuerto de Nome [Alaska, EEUU] y volaremos hasta Canadá y Groenlandia", detalló Alafínov.
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Según comentó, las condiciones climáticas en esa zona son difíciles.
"Hielos perpetuos, tiempo desfavorable… No obstante, intentaremos cumplir con el calendario de la expedición y llegar hasta Groenlandia e Islandia en el plazo previsto", dijo el piloto.
De allí, los aviones seguirán rumbo hasta al Reino Unido, Noruega, Suecia y Finlandia, tras lo cual volverán al punto de partida, la región de Samara, que sería a mediados de agosto.
Los expedicionarios utilizan dos aviones LA-8 y un avión Boréi, todos de fabricación rusa y de características únicas.
El objetivo principal es la participación en investigaciones internacionales sobre el cambio climático, y otra tarea consiste en someter a las tripulaciones y los aviones a condiciones extremas.
Los organizadores de la expedición, además, buscan atraer la atención hacia el Norte ruso y hacer su aporte al desarrollo del turismo en esa región.