La Fiscalía de Ankara dispuso detener a 43 personas, incluidos 30 militares despedidos y activos y 13 supuestos jefes de un grupo "secreto" formado en el seno de altos mandos de fuerzas navales, y también expidió órdenes de arresto contra seis oficiales de la gendarmería.
La noche del 15 al 16 de julio de 2016, varias unidades del Ejército turco intentaron derrocar al presidente Recep Tayyip Erdogan, pero los ataques fueron sofocados y el golpe de Estado resultó frustrado.
Durante los disturbios, sobre todo en Ankara y Estambul, murieron 240 civiles turcos, más de 2.000 personas resultaron heridas.
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Después del acto insurgente, se efectuaron detenciones de más de 50.000 personas, fueron despedidos o suspendidos más de 140.000 militares por su presunta implicación en la intentona o vínculos con Gulen.
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Según el Gobierno turco, el principal cerebro de aquella asonada fue el predicador islámico y opositor Fethullah Gulen, quien rechaza de plano todas las acusaciones desde su autoexilio en EEUU.