La polarización es cada vez mayor en Turquía, afirma Imanol Ortega, doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Granada, cuya tesis se basó en el movimiento AKP.
"Algo que también logró Erdogan es la polarización de 'conmigo o contra mi'. Esto llevó a que partidos enfrentados por la gran mayoría de temas tabú, como el kurdo, (…) se unan contra el partido hegemónico en el sistema político turco desde 2002", comenta.
Este conglomerado marca un apoyo de entre 32 y 38% en los sondeos previos, mientras que el oficialismo, nucleado con el MHP, oscila entre 42 y 46%. Terceros con 20% están los nacionalistas kurdos y de izquierda del Partido Democrático de los Pueblos (HDP).
Se trata de las primeras elecciones bajo el nuevo sistema político definido por referéndum el 16 de abril de 2017. La propuesta oficialista de pasar de un sistema parlamentarista a uno presidencialista se impuso por un margen acotado de 51,41% de apoyo.
Cuando en 2002 el AKP se estrenaba con victoria tras haber sido fundado un año antes por Erdogan, comenzó un ciclo electoral que le concedió mayorías parlamentarias cuatro veces consecutivas.
"Hay que remarcar que el AKP llegó tras una gran crisis económica y un gobierno tripartito bastante ineficaz", recuerda Ortega, sobre la situación que vivía el país cuando Erdogan fue nombrado primer ministro como referente del partido más votado.
En 2014 fue electo presidente de manera directa, conforme a las primeras reformas del sistema electoral realizadas en 2007.
"Ante la devaluación de la lira turca en 20% en lo que va de 2018 y el gran paro [desempleo] en ciudades como Estambul y Ankara, creo que las dificultades que una vez auparon al AKP, a lo mejor podrían llevarlo fuera del poder", resume Ortega.
Pero algunos de los motivos que convirtieron al AKP y su líder en una alternativa real de cambio en 2002, como la crisis económica de aquellos años, hoy le juegan en contra.