Esa es parte de la hoja de servicio de Mariano Rajoy en el mundo de la política.
La fotografía de su trayectoria tras su retirada es la de "un presidente muy útil, tanto a los intereses de la oligarquías nacionales, como a lo que ha sido la gestión que la Unión Europea ha impuesto a lo largo de estos años sobre las periferias", observa el economista Josep Manel Busqueta.
Rajoy tenía preparado un acto último y final, tras la debacle que sufrió su partido en el breve lapso de diez días. Todo se vino abajo, como un alud que estalla imparable en lo alto una montaña y provoca una gran devastación a su paso.
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Para el economista, "el hecho de que Rajoy anunciara su alejamiento de la política demuestra la situación de descomposición y de debilidad en la que se encuentra en este momento el Partido Popular".
Todo por culpa de una moción de censura liderada por el actual presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, que se corporizó tras una sentencia dictada el 24 de mayo por la Audiencia Nacional de España que condenó al entonces gobernante Partido Popular como partícipe a título lucrativo en la trama corrupta Gürtel, en la que resultaron condenados 29 de las 37 personas acusadas, acumulando penas por un total de 351 años de cárcel.
"Precisamente en el debate de la moción de censura, sobre todo en la sesión de la mañana con Pedro Sánchez, se vio claramente el potencial político de Mariano Rajoy. El 'baño' que le dio a Pedro Sánchez fue monumental. Desde la diferencia y la disparidad ideológica y política que yo mantengo con Mariano Rajoy, creo que ese día pudimos ver la cara de un Mariano Rajoy para nada desgastado políticamente, con mucha capacidad de sostener ese debate", observa Busqueta.
No obstante, el analista matiza que "era evidente que lo que tenía que defender (Rajoy en la moción de censura) era muy duro. Era muy difícil salir airoso de una situación en la que una sentencia judicial en firme, plantea la corrupción de determinados miembros del Partido Popular, que a su vez ha sido una maquinaria corrupta diseñada para delinquir".
En este sentido, su paso al arcén de su carretera política, según varios analistas, es un acto final de, otra vez, no tener que tomar decisiones. Si fuera así, el inmovilismo sería el último movimiento de Rajoy en política. De esta manera, deja descabezado a su partido en el Congreso para enfrentar al nuevo Gobierno.
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"Todo lo que está siendo el desmembramiento del Partido Popular por la corrupción, con el ingreso a prisión de personas que han ocupado cargos relevantes en la formación, demuestra que es un partido que tiene un problema grave a nivel interno y que evidentemente se tiene que mostrar con capacidad para regenerarse en los próximos tiempos, y eso significa que los liderazgos hasta ahora más evidentes, tienen que dar un paso al costado", sentencia Josep Manel Busqueta.