Según los medios germanos, la explosión se produjo la noche del 23 de mayo a las 23:08 hora local. Mediante un robot de control remoto, los zapadores lograron desactivar el detonador, después de lo cual el proyectil comenzó a chispear. Esto causó la detonación de parte de sus elementos explosivos.
La cadena Deutsche Welle indica, citando fuentes policiales, que durante el incidente nadie resultó herido y solo se registraron pérdidas materiales. La policía publicó en Twitter un mapa del área que debía evitar la población hasta que terminasen los trabajos.
Es besteht weiterhin Gefahr. Der Sperrbereich bleibt erhalten. Wir informieren, sobald die Maßnahmen beendet sind. #Fliegerbombe #Dresden #FliegerbombeDD #DD2205 #DD2305 #DD2405 pic.twitter.com/xvgPkJhkVd
— Polizei Sachsen (@PolizeiSachsen) 23 de mayo de 2018
El incidente provocó problemas en el aeropuerto de la ciudad: muchos vuelos fueron cancelados o suspendidos. Así, tal y como relató a Sputnik Olesia Ulánova, que se encuentra por el momento en Dresde, la compañía aérea Aeroflot la avisó de que el vuelo estaba suspendido por la operación de desminado.
"Dicen que los vuelos se reanudarán el viernes [25 de mayo]. En la propia ciudad todo está tranquilo", compartió.
Los desminados de bombas de mediados del siglo XX son bastante rutinarios en Alemania y a menudo desembocan en evacuaciones. Sin embargo, rara vez implican complicaciones mayores, como la de este 23 de mayo.
Dresde es una de las ciudades donde más proyectiles de este tipo hay. A finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando faltaban tres meses para la capitulación de la Alemania nazi, la localidad fue blanco de masivos bombardeos de saturación por parte de la Real Fuerza Aérea británica y la Fuerza Aérea de EEUU. Más de 1.000 bombarderos arrojaron sobre la capital de Sajonia unas 4.000 toneladas de bombas altamente explosivas y dispositivos incendiarios, provocando la destrucción del centro histórico de la ciudad y la muerte masiva de civiles.
Al igual que los bombardeos sobre Hiroshima y Nagasaki, el de Dresde aún sigue siendo uno de los episodios más polémicos de la Segunda Guerra Mundial y todavía persiste el debate de si se trató de una operación de interés estratégico o un indiscriminado crimen de guerra.
