Rusia fue uno de los primeros países en reconocer a Jerusalén Occidental como la capital de Israel, algo que hizo mucho antes que EEUU —concretamente en abril de 2017—. Sin embargo, este reconocimiento no provocó una reacción internacional tan estridente.
"El ejemplo ruso muestra una forma de solución honesta y correcta de este problema desde el punto de vista de la justicia. Por un lado, reconocer a Jerusalén como nuestra capital y, por otro, no agravar la situación, no ir más allá del marco del Derecho internacional. Es decir, Rusia solo reconoció a Jerusalén Occidental —que proclamamos como la capital de Israel en 1951—", destaca.
No obstante, países como EEUU, que no reconocen el Estado palestino, no tienen este problema, destaca el politólogo.
A su juicio, Trump no preveía el escándalo que causaría el traslado de la capital y la Embajada, simplemente no pensó en los resultados de sus acciones debido a su característica falta de perspicacia, añadió.
Más: Trump anuncia la apertura de la Embajada estadounidense en Jerusalén
"Bueno, cuatro funcionarios de la Embajada se trasladarán a Jerusalén, el letrero será reemplazado. Pero en la práctica no funcionará como una Embajada de pleno derecho porque todas las funciones básicas se quedarán en Tel Aviv", cree Kedmi.
También está seguro de que el conflicto con Gaza debido a la mudanza se apagará pronto y no habrá más violencia.
El 6 de diciembre, la Administración de EEUU anunció su decisión de reconocer oficialmente a Jerusalén como la capital de Israel y reubicar allí su Embajada, tradicionalmente situada en Tel Aviv. La decisión estadounidense desencadenó protestas de los palestinos y provocó severas críticas por parte de la comunidad internacional.
El número de palestinos muertos a manos de las tropas israelíes en las fronteras de la Franja de Gaza llegó a los 59, según el Ministerio de Salud de Palestina, mientras que hubo 2.700 heridos.