Autora de 'El 68 uruguayo. El movimiento estudiantil entre molotovs y música beat', e investigadora del impacto de la Guerra Fría en América Latina, Markarian sostiene que la convulsionada década del 60 debe leerse bajo esa perspectiva de disputa ideológica por el poder.
En Uruguay, México y Brasil coincidieron en este año clave y las consecuencias fueron similares aunque en los orígenes y sus contextos tienen particularidades.
"En los tres lugares donde la aceleración del ciclo de protesta con protagonismo juvenil-estudiantil desató un ciclo de acción y reacción (…) terminó con el aumento exponencial de la capacidad de control y represión de los Estados".
En una región que había visto a la Revolución Cubana vencer en 1959 al dictador Fulgencio Batista —sostenido por Estados Unidos —, las juventudes movilizadas "reciben, se apropian y resignifican el rock y las pautas de la cultura juvenil, que provienen sobre todo del mundo anglosajón".
Pero a su vez se dio un efecto de doble circulación, ya que América Latina no solo se rebela contra esas formas, sino que empieza a dejar sus huellas en Europa y también en Estados Unidos, ya "no solo proporcionando imágenes como la del Che Guevara, sino formas de entender la realidad como la Teoría de la Dependencia".