"Dondequiera que iba, siempre llevaba conmigo una caja de pañuelos. Era como una cascada, continuamente, y luego se deslizaba a la parte de atrás de mi garganta", declaró la mujer al medio de comunicación KETV.
La doctora Christie Barnes y un equipo de otorrinolaringología descubrieron que Kendra Jackson perdía 250 ml de líquido cefalorraquídeo diariamente.
Los médicos utilizaron el tejido adiposo de Jackson para tapar el hueco que se encontraba entre su cráneo y los orificios nasales, por donde se filtraba el líquido.
Jackson señaló que los primeros síntomas se revelaron en 2013, después de que sufriera un trauma cerebral gracias accidente de tránsito. La fuga del líquido estaba acompañada por tos, estornudos y dolores de cabeza. La mujer también sufría de insomnio.
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