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'Homo cosmicus': cinco desafíos y curiosidades que nos ha traído la era espacial (vídeo)

© Roman MakhmutovLos cosmonautas rusos Andréi Babkin y Oleg Artémev (imagen referencial)
Los cosmonautas rusos Andréi Babkin y Oleg Artémev (imagen referencial) - Sputnik Mundo
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Un 12 de abril de 1961 la humanidad dio su paso definitivo en la conquista de la última frontera: el espacio. Hoy en día los viajes a la órbita terrestre se han convertido en algo relativamente cotidiano, pero en la Tierra pocos se imaginan los retos a los que se enfrentan los viajeros espaciales en su día a día y qué hacen para superarlos.

Para conmemorar el Día de la Cosmonáutica, Sputnik ha acudido al Museo de la Cosmonáutica de Moscú, y te acerca cinco retos y curiosidades espaciales que probablemente jamás vivas en la Tierra.

1. El mal de la ingravidez

Durante sus largos viajes en el espacio los cosmonautas pierden hasta el 20% de su volumen sanguíneo, su corazón se debilita, sus músculos se atrofian y sus articulaciones se abren, separando los huesos los unos de los otros. Para reducir al máximo los efectos malignos de la ingravidez, en la EEI los cosmonautas cuentan con varios aparatos que les ayudan a imitar las condiciones terrestres y ejercitarse para mantenerse en forma.

De hecho, para trabajar con los músculos de su mandíbula, los cosmonautas suelen usar… goma de mascar.

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2. Comida 'no' chatarra

La nutrición de los cosmonautas es un tema aparte. La mayor parte de su dieta consta de platos de preparación rápida, pero altamente nutritiva: enlatados, tubos y bolsas de comida deshidratada. Una o dos veces al mes se les lleva vegetales refrigerados y alguna que otra golosina del gusto de cada tripulante.

Al día de hoy, en la EEI ya no se procesa la orina de los cosmonautas para obtener agua potable. Eso ya es cosa del pasado. Tanto el agua como otros líquidos también son traídos desde la Tierra. ¿Y cómo hacen para deshacerse de lo que han comido?

3. Material indeseable

Pues el sistema de evacuación fecal luce como un inodoro común y corriente solo que, al no poder contar con la gravedad de la Tierra, funciona como una especie de aspiradora. Esta literalmente succiona todos los excrementos, que luego son expulsados al exterior de la nave y quemados en la atmósfera terrestre.

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4. Apuestas espaciales

La carrera espacial está llena de anécdotas. Según una de ellas, en 1957 el enólogo francés Henri Maire prometió 1.000 botellas de su más preciado vino espumoso a aquel que le mostrase la cara oculta de la Luna.

Dos años más tarde, las tomas realizadas por la sonda espacial soviética Luna 3 dieron la vuelta al mundo. Y justamente, la noche de Año Nuevo de 1960, a la agencia espacial soviética llegaron 1.000 botellas de Vin Fou, que fueron repartidas entre todo el equipo que hizo posible esa expedición.

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5. Problemas de acoplamiento

En junio de 1975 tuvo lugar el primer acoplamiento entre dos estaciones de diferentes países: la Soyuz soviética y el Apolo estadounidense. El evento fue bautizado por la prensa como 'el apretón de manos' espacial, pero en realidad se asemejaba más a otro acto de afecto humano.

El proceso de acoplamiento tradicional se realiza utilizando un conector macho y un conector hembra, en términos técnicos. No obstante, ambas estaciones eran machos, de modo que para unirlas se tuvo que fabricar un sistema hembra que actuara como intermediario.    

Pues ya ven. Aunque los viajes espaciales ya no sorprenden a nadie, siguen estando llenos de retos inimaginables. Y a nosotros, los terrícolas, solo nos queda la esperanza de que las futuras generaciones sepan superarlos y abran más ese pequeño sendero hacia el cosmos que un día como hoy en 1961 nos enseñó Yuri Gagarin.


La ilustración principal del artículo es cortesía de Román Májmutov.

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