La principal razón del empeoramiento de las relaciones entre Podgorica y Moscú es la presencia de consejeros británicos y estadounidenses en las instituciones gubernamentales montenegrinas, explicó el diplomático. Se trata sobre todo del Gobierno, el Banco Central y los organismos de seguridad nacional de este país balcánico.
Entre otras cosas, Rusia y Montenegro tienen vínculos económicos desarrollados. Cerca de medio millón de turistas rusos visitan el país balcánico cada año, lo que trae indudables beneficios económicos al país.
"En realidad, en los últimos 10 años, los rusos han invertido en Montenegro 4.500 millones de euros de una u otra manera. Por eso, que Podgorica expulse a los diplomáticos es lo mismo que cavar su propia tumba en sentido económico", puso de relieve el entrevistado.
Djukic recordó que el presidente ruso, Vladímir Putin, dio inicio recientemente a la construcción de la central nuclear de Akkuyu, en Turquía, y lo comparó con los planes anteriores de Montenegro de erigir la segunda etapa de la planta eléctrica en la localidad de Plevlja, que no llegó a realizarse.
La parte montenegrina prefirió entonces firmar un contrato con una empresa checa que aceptó llevar a cabo el proyecto por el doble de precio. Este proyecto no fue realizado, de ahí que, hasta hoy, Montenegro siga importando electricidad.
"Se puede deducir que la política de Podgorica respecto a Rusia es absolutamente errónea", prosigue Djukic.
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Al mismo tiempo, el entrevistado reiteró que la gente corriente del país sí siente el espíritu de hermandad en relación a Rusia.
"Nuestro pueblo, igual que todos los sudeslavos, son 'rebeldes'. Cuando nos prohíben algo, hacemos lo contrario. En este sentido, la histeria antirrusa solo fortalece las relaciones de hermandad entre dos pueblos", declaró.
Djukic aseveró que "ocho de cada 10" montenegrinos que ocupan cargos gubernamentales, o que trabajan en la Policía, dirían que están a favor de mantener unas buenas relaciones con Rusia y en contra de las sanciones antirrusas, concluyó.
A principios de abril, las autoridades montenegrinas decidieron expulsar a un diplomático ruso y retirar la acreditación al cónsul honorario de Rusia, Boro Djukic. Con la expulsión del diplomático ruso, Podgorica se sumó a una veintena de naciones europeas, así como a Estados Unidos y otros países de su órbita, que han anunciado la expulsión de más de 150 diplomáticos rusos por el caso Skripal.
Además, varios medios progubernamentales habían acusado a Djukic de haber participado en la creación del partido opositor Montenegro Verdadero, que aboga por cooperar con Rusia y Serbia y está encabezado por el candidato a la Presidencia Marko Milacic.