"Es un hito importante para nuestro programa ExoMars, y un logro fantástico para Europa", destacó Pia Mitschdoerfer, responsable de la misión TGO.
Durante la operación de aerofrenado, que se prolongó por un año y concluyó en febrero pasado, la sonda cambió su órbita inicial, marcadamente elíptica, por otra, mucho más baja y casi circular, a unos 400 km sobre el Planeta Rojo.
Ahora orbita Marte cada dos horas y empezará las observaciones científicas de rutina después de la calibración y la instalación de un nuevo programa informático.
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Uno de los científicos implicados en el proyecto, Hakan Svedhem, precisó que las primeras mediciones empezarán en un par de semanas.
El objetivo principal es hacer un inventario detallado de los gases traza, aquellos que representan menos del uno por ciento en la atmósfera del planeta. En particular, el orbitador buscará rastros de metano y otros gases que podrían evidenciar una actividad biológica o geológica activa.