"La situación en la zona de 10 kilómetros adyacente a la línea de separación (en el territorio bajo el control de Kiev) es mala, de momento no observamos indicios de mejoramiento, y creo que son imposibles sin un cese total de hostilidades o sin que se revisen las restricciones impuestas por motivos de seguridad", dijo Reutski.
Informó que los residentes de la zona tienen muchas dificultades con la entrada y la salida de las localidades, así como con el transporte, los servicios administrativos, el acceso a la medicina y la educación.
Según Reutski, la infraestructura de la región está destruida, pero paulatinamente comienza su reconstrucción.
Al mismo tiempo, agregó que "en los territorios alejados de la línea de contacto a una distancia de más de 10 kilómetros la situación está mejorando".
Un grupo de monitoreo internacional que cuenta con representantes de organizaciones de derechos humanos de Alemania, República Checa, Bielorrusia, Ucrania y Rusia trabajó del 17 al 23 de diciembre de 2017 en las regiones de Donetsk y Lugansk adyacentes a la línea de contacto.
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Su trabajo consistió en documentar los crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos, así como en estudiar la situación humanitaria en la región.
Los acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución negociada del conflicto pero no han derivado hasta ahora en el cese de la violencia.
La ONU estima el balance de la crisis en más 10.300 muertos.
