Durante los mandatos de Putin, al frente del gigante euroasiático desde el año 2000, un período interrumpido por la presidencia entre 2008 y 2012 del ahora premier Dmítri Medvédev, se avanzó mucho en las relaciones entre Rusia y América Latina. El jefe del Kremlin afirmó en reiteradas ocasiones que la cooperación con los países de esa región, lejana geográficamente pero muy cercana espiritualmente y desde el punto de vista de intereses comunes, es una de las prioridades para Moscú.
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Quizás en aquel entonces Cuba fue la nación americana más afectada, teniendo en cuenta el carácter casi vital de sus vínculos con Moscú. Ahora el dinamismo de los contactos bilaterales vuelve a sorprender gratamente. La cooperación entre las dos naciones abarca un sinnúmero de temas como la política, la economía, las finanzas, las infraestructuras, el transporte, la energía, el turismo, las altas tecnologías, la seguridad o el campo militar, entre otros.
Lo mismo se observa en los contactos de Rusia con muchos otros países latinoamericanos, desde Venezuela, su auténtico aliado en la región, hasta los gobiernos que prefieren distanciarse políticamente de Moscú, algo que no les impide, no obstante, trabajar activamente en los temas que son de interés mutuo.
Se puede mencionar, en este contexto, la visita a Moscú en 2017 del presidente argentino, Mauricio Macri, donde se reunió con su par ruso, comprometiéndose las dos partes tanto a desarrollar las relaciones bilaterales como también a coordinar su cooperación en organismos internacionales. El año pasado estuvieron en la capital rusa, asimismo, los cancilleres de Argentina y México.
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Hay que agregar también que Rusia concede una gran importancia a la intensificación de las relaciones con organizaciones latinoamericanas como CELAC, MERCOSUR, UNASUR o ALBA, según volvió a afirmar recientemente el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov.
Calificó como "muy bueno" el que Rusia tenga cada vez más protagonismo en América Latina e indicó que las dos partes tienen economías "complementarias".
"Si nos ponemos a trabajar en los próximos años vamos a tener resultados muy buenos", sostuvo Carlos Gastón Roma, al mostrarse convencido de que los Gobiernos latinoamericanos deben "estrechar o construir puentes" con países como Rusia o China, al tiempo que "EEUU se está contrayendo y se está retirando de la región".
En este contexto, Juan Fernando Brügge, diputado de la Nación Argentina por la Provincia de Córdoba, quien, al igual que Carlos Gastón Roma, acaba de visitar Rusia como observador de las elecciones presidenciales, dijo a nuestra emisora que "toda Latinoamérica está abierta al mundo en este momento".
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"El mundo globalizado es una realidad, ya las fronteras no están cerradas", manifestó el también vicepresidente del Partido Demócrata Cristiano, al señalar que ve "en el caso de Latinoamérica una necesidad de nutrirse de experiencia, una necesidad de nutrirse de financiación, una necesidad de nutrirse de tecnología de todo el resto del mundo, y Rusia en eso tiene mucho que aportar".
"Es por eso que se mira a Rusia como, en este caso, una colaboradora, como un país que puede aportar idea, tecnología y financiación para que se hagan obras que son muy necesarias en toda Latinoamérica", agregó.
Otra muestra de ello es que de los más de 1.500 observadores internacionales en los comicios muchos vinieron de Latinoamérica, en particular, de Bolivia, México, la República Dominicana o Venezuela.
Uno de ellos, el uruguayo Nicolás Javier Olivera Seiguerman, diputado por el departamento de Paysandú, calificó como "un verdadero honor haber participado" como observador en los comicios.
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"El mundo mira a los países fuertes con líderes fuertes", declaró a Radio Sputnik, al aseverar que a Gobiernos latinoamericanos les valdría la pena aprender en algunos aspectos de la clase política rusa.
"Nuestros gobernantes piensan muchas veces en términos de cuatro, cinco o seis años, según sea el mandato de cada Gobierno, y nosotros vimos que en países como este los gobernantes y la clase política piensa en treinta, cuarenta o cincuenta años, piensa en términos de generaciones y no de períodos electorales".
De acuerdo a Nicolás Javier Olivera Seiguerman, lo que encontró en Rusia es una democracia "fuerte" y "sólida" y "la confianza de la gente" en quienes gobiernan el país.