El Ejército ucraniano lleva a cabo desde abril de 2014 una operación contra las milicias de Donetsk y Lugansk que ha dejado hasta la fecha unos 10.300 muertos, según estimaciones de la ONU.
"Creo que deberían ser más de 15.000 personas (…) pero no 2.000 o 4.000", dijo Klimkin a la corresponsalía de la cadena pública británica BBC en Ucrania.
El canciller no descartó que cascos azules de Japón se unan al contingente.
El jefe de la diplomacia ucraniana tampoco excluyó que integren la misión cascos azules de los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).
La CEI aglutina a 11 antiguas repúblicas soviéticas: Azerbaiyán, Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Moldavia, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán.
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Sin embargo, Klimkin aclaró que su Gobierno se opone a la participación de los cascos azules de Rusia.
Varias áreas de las provincias ucranianas de Donetsk y Lugansk se proclamaron repúblicas populares en abril de 2014 en respuesta al violento cambio de Gobierno que se produjo en Kiev en febrero de ese mismo año.
Los acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política del conflicto entre el Gobierno ucraniano y las milicias de Donetsk y Lugansk pero no han derivado hasta ahora en el cese de la violencia.
Suministro de armas
Asimismo, Pavló Klimkin dijo esperar que la decisión de Washington de suministrar armas a Kiev provoque una "reacción en cadena" y que otros países sigan el ejemplo de EEUU.
"A mi juicio, empezará, sin duda, una reacción en cadena", señaló el canciller en una entrevista con BBC Ucrania.
También reveló que Kiev planea sostener negociaciones sobre el suministro de armas con todos sus socios extranjeros.
"Tenemos en cuenta no solo las armas de defensa, también otras, pues para librar una guerra se necesita el armamento de todos los tipos", agregó.
Moscú ha alertado reiteradamente contra el suministro del armamento a Kiev, que según las autoridades rusas solo agravaría el conflicto en Donbás.
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La mayoría de los políticos europeos también se pronunciaron en contra, por ejemplo el exjefe de la OSCE y presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, declaró que estos suministros son contraproducentes si se busca una salida de la crisis ucraniana.
