El alboroto comenzó a finales de febrero, cuando se supo que el Instituto de Ciencia Política de la Universidad de Brasilia ofrecería en el segundo semestre de su curso lectivo la asignatura "El golpe de 2016 y el futuro de la democracia en Brasil", a cargo del profesor Luis Felipe Miguel.
Las críticas y amenazas a Miguel no tardaron en llegar por las redes sociales, y la Universidad de Brasilia tuvo que tomar medidas de seguridad para iniciar los cursos el pasado 5 de marzo.
La reacción del Gobierno también fue dura: el ministro de Educación, José Mendoça Filho, ordenó a la Abogacía General de la Unión y al Tribunal de Cuentas de la Unión que investigaran si el dictado de esa asignatura constituía un acto de improbidad administrativa.
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Pero el clima creado en torno a la asignatura ideada por Miguel llevó a muchos profesores de historia de otras universidades a seguir su ejemplo y ofrecer la misma materia.
Ya son 34 las universidades que se han decidido a impartir la asignatura.
"Ha sido bonito seguir el movimiento de las universidades brasileñas en defensa de su autonomía y de la libertad de cátedra; son decenas de instituciones albergando cursos que, en primer lugar, reafirman nuestra resistencia a injerencias autoritarias y nuestra misión de hacer frente a los desafíos del presente", escribió el profesor en sus redes sociales.
Solano asume que el simple hecho de definir la destitución de Rousseff como un "golpe" ya da una idea de la tendencia progresista de quienes impulsan esta asignatura, pero remarca que el objetivo no es tanto hacer un minucioso estudio histórico, sino una reflexión sobre el momento político que vive Brasil.
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En las dos universidades paulistas varios profesores se irán relevando y cada sesión se dedicará a un tema: desde un repaso de los golpes de Estado registrados en Brasil, hasta la crisis de los partidos, pasando por los cuatro gobiernos del izquierdista Partido de los Trabajadores y el "papel del imperialismo" en el golpe de 2016, todo ello acompañado de una amplia bibliografía, describió Solano.
La polémica tiene también eco en el exterior.
El 12 de marzo el movimiento Académicos y Activistas por la Democracia en Brasil, creado en 2016 por el profesor estadounidense James Green de la Universidad de Brown, sostuvo en un comunicado que investigar a Luis Felipe Miguel constituiría "una seria amenaza a la democracia".
"Desgraciadamente, ahora políticos conservadores quien investigar cursos parecidos en otros estados del país, entre ellos Bahia [noreste] y Rio Grande do Sul (sur) (…); son medidas que se parecen a un decreto ley de 1969, firmado por el entonces dictador general Artur da Costa e Silva, que castigaba con la expulsión a profesores, alumnos y funcionarios de universidades acusados de subversión contra el régimen", dice un fragmento del comunicado.
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Green destacó que la condena a estas medidas "antidemocráticas" cuenta con el respaldo de la Brazilian Studies Association (Brasa) y de su presidente, el profesor de historia brasileña en la Universidad de Georgetown, Bryan McCann, así como de otros 100 académicos especializados en este país sudamericano.
Sin embargo, el PT y buena parte de la opinión pública consideran que se trató de una maniobra orquestada por la cúpula del ahora gobernante Partido del Movimiento Democrático Brasileño para colocar en su lugar a Temer y emprender políticas de corte neoliberal que nunca hubieran sido aprobadas en las urnas.