Corría el año 1982 y España era anfitriona de la Copa del Mundo. Esta sería la edición que consagraría a Italia campeona por tercera vez en su historia al derrotar a Alemania Federal por 3 a 1. Además Paolo Rossi, jugador de la 'Squadra Azzurra' obtendría la Bota de oro al máximo goleador y del Balón de oro al mejor jugador del torneo.
Entre los momentos dorados que hicieron de esta un Copa para el recuerdo se encuentra el partido que disputaron Italia y Brasil, catalogado como como uno de los mejores de estas competencias. Al imponente seleccionado sudamericano le alcanzaba con el empate para eliminar al europeo, sin embargo el goleador italiano se hizo presente y marcó tres tantos para la victoria 3 a 2 que liquidó la ilusión de los brasileños.
Pero no solo de grandezas está hecha la historia, la infamia también juega un rol importante en su elaboración. Un hecho de estas características ocurrió durante el enfrentamiento de Francia y Kuwait. Los 'Bleus' ganaban con comodidad por 3 a 1 cuando el magnífico centrocampista francés Alain Giresse anotó ante la parálisis de los defensores kuwaitíes, que escucharon un misterioso ruido a silbato desde la tribuna y detuvieron su marcha.
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El referí soviético Miroslav Stupar convalidó la acción amparado por el reglamento. Pero a un personaje poderoso, el jeque Fahd Al-Ahmad Al-Yaber Al-Sabāh, no le gustó el fallo. El militar y dirigente deportivo kuwaití bajó al campo de juego y reclamó al árbitro la anulación del gol. La deliberación tomó unos 10 minutos, tras la cual el juez no solo anuló el tanto sino que además expulsó al entrenador francés Michel Hidalgo. En el video puede verse como el jeque sale de la cancha con un enigmático maletín color marrón.
De todas formas el partido terminaría 4 a 1 a favor de Francia, pero el escándalo costaría la carrera del árbitro soviético. El destino del jeque caprichoso sería bastante peor. En agosto de 1990 Kuwait sufrió una invasión militar por parte de Irak y tras una intensa batalla fue asesinado. Su cadáver fue exhibido encima de un tanque.
El seleccionado francés, por su parte, lograría el cuarto puesto en el Mundial de España 1982, al perder 3 contra 2 el partido por el tercer puesto contra Polonia, en un emocionante partido digno de una final del mundo.
