En febrero de 2018, la Comisión Europea presentó su nueva estrategia sobre los Balcanes en la que reflejó que Serbia y Montenegro son los principales contendientes para ingresar en la UE. Sin embargo, se especifica que la adhesión de Serbia no sucederá antes del 2025.
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"Nosotros optamos por seguir una posición neutral. Lo más importante para nosotros es que Belgrado y Pristina logren una actitud constructiva y cooperen", compartió el portavoz a Izvestia.
Hasta ahora, la problemática de Kosovo era considerada como el principal obstáculo para que Serbia se integrase a la UE. La declaración unilateral de independencia por las autoridades de Kosovo en 2008 sigue siendo el principal foco de tensiones entre la población serbia y albanesa que comparten ese territorio. Belgrado no ha reconocido esta iniciativa.
Según la constitución serbia, la provincia de Kosovo y Metojia forma parte del país con un estatuto autonómico. Lo mismo lo establece la resolución 1244 del consejo de seguridad de la ONU.
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Al día de hoy, Kosovo es reconocido como una nación independiente por 116 países. Por su parte, la postura de Belgrado es compartida no solo por Rusia y China (miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU), sino también por cinco países de la propia UE: España, Grecia, Rumanía, Eslovaquia y Chipre.
