Tal vez esta proeza no parezca tan impresionante como el lanzamiento de estrellas ninja o la esgrima de espadas, pero todo cambia una vez que se es testigo del suceso. La aguja no solo atraviesa el cristal, sino que deja apenas un pequeño orificio sin romper el resto. Todo ello después de lanzarla a mano, solo con la fuerza muscular.
La grabación se hizo en el marco de proyecto The Slow Mo Guys, que tiene como objetivo captar en cámara superlenta diferentes situaciones y habilidades humanas, usuales y no tanto.