Al término de la reunión con el canciller de Austria, Sebastian Kurz, celebrada en Moscú, el mandatario ruso destacó que de hecho se trata de poner bajo el control internacional todo el territorio de Donbás.
"Como mínimo no tenemos nada en contra, pero hay que acordarlo con las repúblicas no reconocidas", dijo Putin.
Destacó que es imposible resolver ese tipo de conflictos sin la participación de una de las partes involucradas.
En lo que se refiere a la implementación de los acuerdos de Minsk, el presidente ruso destacó que "el deterioro de las situaciones socio-económica y política en Ucrania (…) no contribuye a la solución de la crisis sino que la agrava, así como no les da oportunidad a los dirigentes actuales de trabajar activamente para lograr ese objetivo".
A finales del año pasado, el ministro ucraniano de Exteriores, Pavló Klimkin, anunció que Ucrania, EEUU, Alemania y Francia prácticamente terminaron de redactar un proyecto conjunto de resolución de la ONU sobre las fuerzas de paz en Donbás, que presupone emplazar un contingente de 20.000 pacificadores internacionales en la región.
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Rusia había expresado su apoyo al envío de los cascos azules a Ucrania siempre y cuando su misión consista en garantizar la seguridad de los observadores de la OSCE, tanto en la línea de separación entre los bandos del conflicto ucraniano como en otras zonas de Donbás donde realizan su labor.
Desde abril de 2014 Ucrania lleva a cabo una operación contra las milicias en el este de su territorio donde se proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk en respuesta al violento cambio de Gobierno ocurrido en Kiev en febrero del mismo año.
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Los acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política del conflicto pero no han derivado hasta ahora en el cese de la violencia cuyo resultado la ONU estima en más de 10.300 muertos.