El Partido Unionista Democrático (DUP) rompió la negociación el pasado 14 de febrero tras haber aceptado un "borrador de acuerdo que luego no pudieron o no quisieron cerrar", según denunció la nueva dirigente republicana, Mary Lou McDonald, en un encuentro con medios extranjeros en Londres.
"Las cuestiones se pueden resolver y un periodo de reflexión no es la solución al impasse porque ello conduce a la inercia y el vacío político es extremadamente peligroso", señaló horas después de reunirse con la primera ministra, Theresa May.
"El DUP intenta llevar al Gobierno a una posición dura en el Brexit", observó Conor Murphy, negociador y miembro de la delegación republicana que se desplazó a Londres.
El DUP pidió el voto por la salida de la Unión Europea en contra del resto de partidos constitucionales y de la mayoría del electorado norirlandés, que apostaron por la permanencia en el referéndum de 2016.
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"El Brexit y el Acuerdo de Viernes Santo son incompatibles", advirtió McDonald en referencia al pacto de Belfast de 1998, motor del proceso de paz.
La presidenta de Sinn Féin tachó de "alarmante e irresponsable" la posición de los que piden "destruir el Acuerdo de Viernes Santo porque no encaja con un Brexit duro".
También reclaman la abolición de uno de sus pilares fundamentales: la inclusión en el Ejecutivo de los representantes políticos más votados en las respectivas comunidades, unionista británica y nacionalista irlandesa.
De acuerdo con McDonald, Brexit ha relanzado el debate sobre la "reunificación" de la isla de Irlanda aunque no espera un referéndum sobre la cuestión "hasta la próxima década".