El virus, una variante del ransomware Petya combinada con el código EthernalBlue que la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA) usa para sus programas de espionaje masivo por el mundo, afectó a empresas petroleras, energéticas, farmacéuticas, de telecomunicaciones y organismos públicos de Rusia, Ucrania, otros países europeos y el propio Estados Unidos.
"El Gobierno británico cree que los militares rusos son los responsables del ataque destructivo del virus NotPetya de junio de 2017", indicó el viceministro de Exteriores del país monárquico, Tariq Ahmad.
El virus que, según establecieron las agencias del Gobierno de Bélgica, comenzó a propagarse precisamente desde el territorio de Ucrania aprovechó los problemas de seguridad del programa Windows de la compañía Microsoft.
"El uso imprudente del virus (…) costó cientos de millones de libras", subrayó Ahmad.
"Pedimos a Rusia ser un miembro responsable de la comunidad internacional", puntualizó.
Los expertos de la compañía Group-IB, especializada en la prevención e investigación de ciberdelitos, descubrieron que los ataques con el virus NotPetya/ExPetr y con el ransomware BadRabbit (octubre de 2017) fueron realizados por el mismo grupo de hackers.
El BadRabbit afectó a los medios de comunicación y empresas financieras de Rusia, así como infraestructuras en Ucrania.