"Yo diría que estas declaraciones son una muestra clásica de la actitud estadounidense hacia la diplomacia. Se dirigen a la diplomacia desde una posición de fuerza, es decir, cuando Estados Unidos trata de obligar a su contraparte a hacer ciertas concesiones a través de [diferentes tipos de] presión: psicológica, coercitiva etcétera", declaró el experto.
"Si Washington hace caso omiso al desarrollo del programa nuclear norcoreano, la reputación de EEUU en la escena internacional como un país capaz de dictar las reglas del juego sufrirá mucho", expuso.
"Si Estados Unidos se atreve a solucionar el problema vía conflicto militar, esto resultará en consecuencias catastróficas, sobre todo, para su aliado más importante, Corea del Sur. Afectará a la imagen de EEUU y a su política", añadió.
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Estados Unidos no tiene otra opción, "excepto ingeniárselas para conseguir un resultado" al utilizar ciertos métodos diplomáticos, explicó.
"En este caso usan su enfoque clásico, pero el único problema es que Corea del Norte de ningún modo hará concesiones", concluyó Mijáilov.
Washington seguirá ejerciendo presión sobre Corea del Norte, pero está listo para las negociaciones, declaró el vicemandatario estadounidense, Mike Pence.
La posición oficial de Estados Unidos sostiene que Pyongyang primero debe rechazar su programa nuclear y misilístico, y solo después, Washington aceptará las negociaciones.
Rusia y China habían propuesto a Pyongyang suspender las pruebas nucleares y de misiles, mientras Corea del Sur y Estados Unidos deberían abstenerse de maniobras en la región para estabilizar la situación en la península. Sin embargo, la iniciativa fue ignorada.