La enfermedad de Chagas es una de las más extendidas en América Latina y una de las más olvidadas. El vector que la contagia, la vinchuca, está presente en zonas pobres, donde solo el 1% accede a un tratamiento.
Las vinchucas son insectos resistentes que se pueden alimentar de sangre una sola vez y sobrevivir mucho tiempo sin otra ingesta ni tomar agua.
En muchos países existe un control a través de la fumigación, pero un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires encontró la manera de controlar la vinchuca a través de conocer sus límites físicos a la temperatura y sequedad.
Para este trabajo los científicos trabajaron con siete especies de vinchucas que habitan en el continente americano.
"En condiciones de temperatura muy altas este insecto pierde la capacidad de control de su actividad, y puede llegar a morir (…) Y si uno hace una rampa descendente de temperatura el insecto llega a un punto en que pierde actividad, y si la temperatura sigue bajando el insecto entra en un letargo, pero no muere. Tienen que bajar incluso 10 grados más, o incluso 15 grados más para generar un efecto perjudicial en términos de supervivencia o población", explicó Gerardo de la Vega, investigador a cargo de este trabajo.