"Se piensa exactamente donde colocar cada producto, en qué lugar del supermercado, en qué posición del estante y al lado de que otro artículo para favorecer las ventas de lo que nos interesa más, ya sea porque da más margen de ganancia o por el motivo equis".
Los productos de menor importe como las golosinas se ubican cerca de la caja para que los clientes los tomen guiados más por el impulso que por la racionalidad.
"Tenemos muy claro que son puntos de fidelización que te dan en forma de descuentos o en forma de un vale para gastar en la próxima compra etc. Y es verdad, pero las tarjetas de fidelización tienen también otro uso que es el marketing predictivo. Cuando compramos y pasamos nuestra tarjeta, lo que estamos asociando es una compra a un nombre, una edad, un sexo, etc.", reveló la experta.