El retrato que dibuja el escritor y columnista Michael Wolff es demoledor e inquietante: Trump es poco curioso, intelectualmente vago y se comporta como un matón. Y lo que es bastante peor: sus ministros y asesores creen que es un idiota, pero la mayoría de ellos tiene tanta sed de poder que no renuncia a las mieles o cree que protege al país protegiendo al presidente de sí mismo. También se sostiene que Trump no quería en realidad ser jefe del Estado y que Melania, su tercera esposa, lloró de pena la misma noche del triunfo electoral.
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Para llevar a cabo su labor, Wolff tuvo acceso sin precedentes a distintas fuentes del Gobierno, especialmente al que fuera estratega jefe de Trump, Steve Bannon, ahora caído en desgracia. Muchos de ellos, como el propio Bannon, se han visto expuestos al escarnio público y ahora tratan de desmentir o matizar sus explosivas declaraciones.
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Sentado durante horas en un sofá del Ala Oeste de la Casa Blanca para recoger datos y testimonios, Wolff dice que entrevistó a más de 200 personas del círculo interno y externo de Trump y que todos llegaron a la misma conclusión: "Todos ellos dicen que es como un niño y lo que eso quiere decir es que necesita una gratificación inmediata".
Más tarde se produjeron los intentos de la Casa Blanca de sacar el asunto de la agenda política. También hubo presiones para que el libro no viera la luz, presiones que no llegaron a los tribunales porque habrían sido probablemente contraproducentes para el propio presidente. Trump dijo después que todo era una invención y que las leyes que regulan el libelo son "demasiado débiles".
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El editor no se amilanó, más bien al contrario: aceleró la publicación para preservar lo que él mismo llamó "contribución extraordinaria" al discurso nacional. En realidad se trata de discutir la estabilidad emocional del hombre que se ha vanagloriado ante el mundo entero del tamaño de su botón nuclear en un alucinante cruce de diatribas con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un.
Lo cierto es que el debate sobre las aptitudes y actitudes de Trump no es particularmente nuevo, pues arrancó al poco de iniciarse su gestión, ya incluso en febrero de 2017. Lo que ha ocurrido ahora es que el material se ha reunido en un volumen muy publicitado que también aporta elementos nuevos y hasta cierto punto escandalosos.
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El caso más palmario es el de Ronald Reagan. Algunos consideran que sufrió deterioro mental debido a la edad en los últimos años de su segundo mandato, que concluyó en enero de 1989. A Reagan le diagnosticaron la enfermedad de Alzheimer después de dejar el puesto, concretamente a principios de 1994.
Trump ganó cuando tenía cumplidos 70 años, convirtiéndose así en el presidente entrante más viejo, por encima de Reagan que lo hizo con 69.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK