Cuando el volcán Mauna Loa —Montaña larga, en español, el más grande del mundo— entró en erupción el 21 de noviembre de 1935 en Hawái, las autoridades locales recurrieron a los militares, dado que la lava avanzaba a una velocidad de 1,6 kilómetros diarios y amenazaba con destruir por completo la ciudad de Hilo.
Seis días después del bombardeo se detuvo la corriente de lava del Mauna Loa. No obstante, el geólogo Harold Steams, que había estado a bordo de uno de los bombarderos, cuestionó la eficacia real de la 'operación antilava'.
"La fluidez de la lava es muy baja. Asimismo, el objetivo era demasiado pequeño", indicó. A su vez, Jagger siguió insistiendo en que fueron las bombas las que lograron detener la lava.
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Por extraño que pueda parecer, esta no ha sido la única vez que EEUU ha bombardeado el monte Mauna Loa. Entre los años 1975 y 1976, la Fuerza Aérea del país norteamericano llevó a cabo un experimento en el que atacó los flujos de lava con proyectiles de 907 kilogramos. Pese a que algunos científicos ponen en duda la eficacia de esta forma de 'taponar' volcanes, otros afirman que solo hay que afinar el tiro para asegurar y definir las mejores condiciones para el 'ataque'.