"Se recibió una llamada anónima sobre colocación de explosivo en un centro comercial" de la capital rusa, dijo la fuente.
Una inédita ola de falsos avisos de bomba comenzó en Rusia el 11 de septiembre, afectando hasta el momento unas 3.500 instalaciones en 180 ciudades por todo el país.
Los servicios de seguridad estiman que el daño provocado por esas llamadas alcanzó unos 2,5 millones de dólares solo en Moscú, mientras que en toda Rusia, según el viceministro del Interior Ígor Zúbov, asciende a miles de millones de rublos.
Las autoridades consideran que se trata de una auténtica ciberofensiva contra Rusia que proviene, sobre todo, de los lugares de concentración de los terroristas en Siria, así como del territorio de Turquía, Ucrania, EEUU y Canadá.