"El presidente está en contacto permanente con los directivos de los correspondientes servicios especiales, se están tomando medidas", comentó.
Según el portavoz, a veces se logra unir estos esfuerzos y evitar algunos atentados, "como sucedió gracias a la alerta que recibimos de los servicios de inteligencia de EEUU".
"Sin embargo, a veces algo no se logra, y no obstante, la lucha continúa", comentó.
El funcionario afirmó que el Kremlin no considera que el incidente sea un fallo en el trabajo de los servicios de inteligencia.
"No lo consideramos así, a medida que se descubren detalles, estos se analizan, se informa al jefe de Estado, en base a estos informes el jefe de Estado saca sus conclusiones", indicó.
El explosivo que estalló contenía metralla, por lo cual es posible valorarlo como un atentado terrorista, aunque lo mejor es preguntar a las entidades de seguridad, argumentó.
La explosión se produjo alrededor de las 18:45 (15:45 GMT) del 27 de diciembre en un supermercado de la cadena Perekrestok, en el norte de San Petersburgo.
La bomba tenía una potencia equivalente a 200 gramos de TNT, y estaba cargada con metralla.
Este 28 de diciembre el presidente de Rusia, Vladímir Putin, calificó de "atentado" la explosión que dejó 13 heridos.
El Comité de Investigación abrió en un inicio un expediente penal por "tentativa de homicidio", pero posteriormente la portavoz de la entidad, Svetlana Petrenko, señaló que se estudian todas las versiones del incidente, incluyendo la de atentado terrorista.