Brasil dispone de estos recursos para proteger 4,5 millones de kilómetros cuadrados de mar sobre los que ejerce diferentes jurisdicciones: mar territorial, zona económica exclusiva y plataforma continental, cuya extensión fue solicitada ante las Naciones Unidas, y que la Marina brasileña denomina "Amazonia azul".
Los últimos cuatro fueron construidos en el Arsenal de la Marina de Río de Janeiro (sur).
Más aquí: ¿Quieres saber cuáles son las Fuerzas Armadas más grandes de América Latina?
En fase de construcción se encuentran otros cuatro submarinos convencionales basados en la clase francesa Scorpène, como parte del acuerdo de cooperación militar que firmó en 2009 el entonces presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva con su par de Francia, Nicolás Sarkozy.
Para fines de la década de 2020 podría estar listo para ser botado el primer submarino nuclear de Brasil, que se llamará Álvaro Alberto, en homenaje al almirante pionero de la creación del programa nuclear brasileño y del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico.
Lea más: Rosoboronexport negocia suministros de material naval ruso a Latinoamérica
El Gobierno de Lula (2003-2011) justificó la necesidad de reforzar el equipamiento bélico marino en el hallazgo de hidrocarburos "presal", unos enormes yacimientos de petróleo que yacen en aguas ultraprofundas, debajo de una capa de sal, en la plataforma continental del sur del país.
Función específica
Brasil, al contrario de México que carece de fuerza submarina, considera que esta nave es, "por excelencia, el medio naval de mejor eficacia en la negación del uso del mar al enemigo, así como un importante medio naval de disuasión", dice el texto de la Armada entregado a Sputnik.
Estos buques se emplean también en "operaciones secundarias" que requieren un sigilo que otros buques no poseen.
"Por ejemplo, el submarino puede minar la entrada de un puerto sin que el enemigo note su presencia" o prestar apoyo "en operaciones especiales en las que penetra en territorio marítimo enemigo de forma oculta, transportando agentes de fuerzas especiales hasta las proximidades del objetivo, lanzándolos para que realicen determinada misión", detalla la Armada.
El uso de estos recursos está reglamentado por un período de seis años de operaciones en el mar y de rutinas de mantenimiento.
Durante ese tiempo se realizan obras de peso, como la sustitución de baterías, la revisión de los motores y la modernización de diversos sistemas.
El Tupi, por ejemplo, concluyó su operación de mantenimiento general en 2016, y actualmente pasan por esta renovación los submarinos Tamoio y Tikuna, mientras el Timbira y el Tapajó serán los próximos.
Lo mínimo necesario
Todos los sumergibles que están listos para operar han cumplido ya el índice de disponibilidad anual previsto.
La intención es ahorrar en la estructura de la embarcación, cuyas baterías de desgatan con la utilización, como en combustible y en todo el aparato de apoyo que cada submarino requiere cuando sale a navegar.
Entrenamiento
Para que un militar se vuelva submarinista requiere un extenso periodo de adaptación.
El submarino solo estará apto para navegar si la comisión evaluadora considera que la tripulación puede combatir los más diversos tipos de averías.
Protocolos de rescate
Las fuentes de la Marina de Brasil se excusaron de hacer comentarios o comparaciones con el submarino argentino ARA San Juan, desaparecido el 15 de noviembre en el Atlántico Sur.
Los protocolos de rescate que se emplean en Brasil y en los países de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) son homologados.
Le puede interesar: Hipótesis sobre el ARA San Juan
Especialistas en rescate de submarinos se reúnen anualmente para discutir el tema y desarrollar nuevas técnicas, bajo la dirección de la International Submarine Escape and Rescue Liaison Office de la OTAN, indica la información entregada por la Marina brasileña a esta agencia.