"Me dirijo a las autoridades de Corea del Norte, deben cambiar su política, señor presidente, debemos trabajar juntos", declaró el secretario de Estado en el Foreign Office, Mark Field.
"Puede elegir un camino hacia la vida decente, la democracia y el florecimiento del pueblo norcoreano, solo Kim puede hacer esta elección y definir el futuro de su país", indicó.
Field enfatizó que Corea del Norte "pisotea el sistema de nuestros valores colectivos", infringiendo los derechos humanos e impulsando su programa nuclear.
"Las sanciones han surtido sus primeros efectos y debemos lograr que estas sanciones se cumplan", dijo.
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El misil voló 950 kilómetros y alcanzó una altura de 4.475 kilómetros, lo que implica un nuevo avance en el programa de armas nucleares del régimen de Pyongyang.
Tras esta última prueba balística norcoreana, el presidente norteamericano, Donald Trump, amenazó a Pyongyang con nuevas sanciones unilaterales.
El mandatario francés, Emmanuel Macron, apostó también por más sanciones contra Corea del Norte.
China, por su parte, abogó por el diálogo para rebajar las tensiones, línea que apoyó Rusia.
El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, aseguró que su Gobierno está en contra de recrudecer las sanciones contra Pyongyang por el nuevo lanzamiento balístico efectuado, alegando que desde hace tiempo la imposición de sanciones ya no funciona.