El 6 de diciembre, el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció su decisión de reconocer Jerusalén como capital de Israel y trasladar allí su embajada desde Tel Aviv, como reacción se levantó una oleada de protestas en diversos países musulmanes y en la propia Jerusalén.
"La ausencia de las perspectivas políticas, la escalada de la tensión y la decepción (en los participantes de las protestas) solo sirven a los intereses de los extremistas", declaró Safadi.
También puso en conocimiento de Tillerson el contenido del comunicado emitido en la reunión de la Liga Árabe, en el que sus integrantes exigen a EEUU revisar la decisión en cuestión.
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El canciller jordano destacó la importancia de lograr la existencia de dos Estados, basándose en la Iniciativa de Paz Árabe.
El Congreso de EEUU había aprobado el traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén en 1995, pero desde entonces la Casa Blanca fue decretando prórrogas de dicha ley por tratarse de un tema extremadamente sensible para el mundo árabe y los musulmanes.
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La comunidad internacional no reconoce la anexión, viendo en el estatus de esta ciudad uno de los problemas clave del conflicto mesoriental, precisamente por eso todas las embajadas extranjeras se sitúan en Tel Aviv.